miércoles, 31 de marzo de 2010

Jordi Pujol pide que el Parlament avise de que "castrar" el Estatut no cerrará el caso

El ex president considera que "lo que puede salvar" a Catalunya es su ambición, sin esperar grandes ayudas del Estado.

BARCELONA. (EUROPA PRESS) El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol (CiU) pidió hoy al Parlament que deje claro al Estado que "el pleito sigue abierto" si la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatut recorta el texto.

Pujol lo pidió tanto si la sentencia incluye "más castración química (menos espectacular) o más castración física (más espectacular)", porque en ambos casos perjudicará al autogobierno catalán.

En el editorial del Centro de Estudios que lleva su nombre, advirtió de que "lo que puede salvar" a Catalunya es su ambición, sin esperar grandes ayudas del Estado, y consideró necesario un proyecto con liderazgo.

miércoles, 3 de marzo de 2010

UNIONISMO EN CATALUÑA

Miércoles , 03-03-10 abc.es
En septiembre de 2007 se creaba en Madrid un nuevo partido que se presentó con el nombre Unión, Progreso y Democracia. En la reunión fundacional me integré en el equipo dirigido por Rosa Díez, que me encargó la complicada y difícil tarea de crear y desarrollar la estructura del partido en Cataluña. Digo que la tarea tenía varios pluses de dificultad añadida por varias razones:

1.-La aparición del «no nacionalismo» organizado políticamente y con representación parlamentaria en Cataluña era de reciente creación y por tanto precario y falto de un cuerpo doctrinal y político consolidado y compartido.

2.-Los dirigentes vascos del nuevo partido (UPyD) sólo contaban como referencia con la experiencia política que había sido el intento de unión entre el PP de Mayor Oreja y el PSE-PSOE de Nicolás Redondo, como frente unionista que como todos sabemos acabó por parte del PSOE en una verdadera escabechina, propiciada entre otras organizaciones por el PSC del asesinado Ernest Lluch y la mayoría del llamado socialismo catalán. El resto de España no tenía, ni tiene, conciencia mayoritaria de la necesidad del discurso unionista para fortalecer la nación democrática, puesto que la deriva disgregadora del particularismo ha hecho mella en la sociedad. Conozco bien el proceso puesto que también participé en la fundación del PSC donde he militado hasta la fundación de UPyD.

3.-La existencia de un partido organizado en Cataluña (C´s) que, con todas sus bisoñeces e inconcreciones, había supuesto un revulsivo antinacionalista y constitucionalista en el oasis catalán. Este partido regional pero con vocación nacional obtuvo representación parlamentaria y más del 3% de los votos. Una realidad que el nuevo partido nacional no debía ni podía obviar.

4.-Las vilezas y la pequeñez de miras propiciaron la rápida aparición de rencillas y codazos, que si bien es habitual en la creación de movimientos políticos, debe ser anotado para la historia en la responsabilidad de quienes no fueron capaces de olvidar sus legítimas aspiraciones, en bien de un objetivo más alto como el de dar respuesta unitaria al movimiento no nacionalista o unionista como nos llaman los «abertzales».

5.-El acuerdo para la integración de ambas fuerzas a nivel nacional no fue posible y eso añadió una dificultad más a las propias de un territorio gobernado por el nacionalismo durante más de 35 años y adoctrinada su población para considerar como ajeno, extraño e impropio cualquier esfuerzo por estrechar los sentimientos de unión entre los españoles y que machaca con todos sus medios a quienes por tradición, historia, cultura y sangre aceptamos sin particularismos una identidad común al 85 por ciento de la población española.
El próximo día 13 de marzo, los afiliados de UPyD en Cataluña tienen en sus elecciones una parte de su responsabilidad histórica ante ese movimiento unionista y espero que tengan en cuenta en sus debates estas reflexiones y que actúen con libertad de conciencia. UPyD ya es una organización democrática pero que aún tiene muchos ámbitos de definición por perfilar y concretar y los ciudadanos nos piden que clarifiquemos y les hablemos directamente y con valentía. Y la situación del país no permite titubeos ni dilaciones.


Ángel Hernández Guardia